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  • Foto del escritorMaría Artigas Albarelli

Piazza de Italia con statua, 1937.

Giorgio de Chirico


SCUOLA METAFISICA

GIORGIO DE CHIRICO (1880-1978)

Piazza de Italia con statua, 1937. Óleo sobre tela, 74 x 100 cm.

Galleria Nazionale d’Arte Moderna e Contemporanea, Roma.



El pintor nacido en Grecia y formado en Atenas, Munich y Florencia, mantuvo su distancia con respecto a los movimientos de vanguardia que estaban reformulando o ya habían abandonado la figuración, como el cubismo, el futurismo y la abstracción. De hecho, de Chirico se valió de la figuración para conformar su poética. Esta poética, bautizada por Apollinaire en 1913 como «pintura metafísica», lo acompañó prácticamente toda su vida.


En torno a ella, desarrolló a lo largo del tiempo una serie de escritos, principalmente de carácter reflexivo, para hablar de los sustratos filosóficos y existenciales que se escondían detrás de su obra. En un artículo titulado Sobre el arte metafísico publicado en la revista Valori Plastici en 1919 en Roma[1], de Chirico declara que con su pintura quería crear un «arte nuevo», que nacía de una «inquietud mítica» dada tan solo a unos cuantos «dotados», como él decía; con su pintura no pretendía darle a la humanidad un nuevo sentido a la vida, ni tampoco una nueva religión. De Chirico buscaba el lado misterioso y metafísico de las cosas.


Influenciado por la filosofía de Nietzsche y Schopenhauer, así como por el psicoanálisis freudiano, la obra de arte surgía para de Chirico en la mente del artista a través de una «revelación»[2]. Esta revelación podía surgir de improvisto o ser «estimulada por la vista de algo» (Meditaciones de un pintor, en Chipp, 425-426); el caso es que, contrariamente a lo que se suele interpretar, la pintura de Giorgio de Chirico no surgía del inconsciente como la pintura surrealista, sino a través de construcciones mentales con las que creó una especie de mundos paralelos carentes de toda lógica, pero que sin embargo resultan veraces, dado el tratamiento figurativo de las formas, los volúmenes y la gravedad.


De hecho, fue una «revelación» lo que le llevó a concebir su primer cuadro metafísico: Enigma de una tarde de otoño de 1910, cuando —cuenta el artista en las Meditaciones de un pintor— tras un estado convaleciente de sensibilidad exacerbada, estaba en la Piazza de Santa Croce de Florencia, cuando, de repente, le pareció que estaba viendo todo aquello por primera vez. Esto fue para de Chirico un «enigma», y ese fue el nombre que le dio a sus primeros cuadros. Strinati comenta que la «revelación» consiste en la presencia del más allá o de algo distinto a la apariencia, que se percibe, pero que no puede explicarse de una manera lógica y concreta; eso es a lo que de Chirico llamó «enigma» (2011, 21).


La importancia de Enigma de una tarde de otoño, no solo por todo lo que representa en cuanto al arte metafísico, es que en él se encuentran varios elementos —o «signos», como los llamaba el pintor— que desarrollará en su pintura a lo largo de su vida, como la plaza, la arquitectura clásica y la estatua «sin sentido» —en palabras de Chirico en sus Meditaciones...—, y que desea a cualquier precio «estar sola». Todos estos signos aparecen en la Piazza de Italia con statua. A ellos añadirá otros, también recurrentes, como las arcadas en perspectiva: «la arcada está aquí para siempre», cuyo punto de fuga nos suele conducir hacia un edificio, generalmente rojo: «el muro rojo oculta lo mortal infinito»,  ya sea una torre medieval como en La torre roja de 1913 o las chimeneas de una fábrica, como es el caso de nuestra pintura, o también «los trenes que pasan». Es decir, que de Chirico se mueve en unos parámetros suprasensoriales, mostrándonos al mismo tiempo categorías antagónicas como el pasado y el presente, lo eterno y lo pasajero, lo interno y lo externo.


Todos estos «signos», junto con la iluminación, los intensos colores y las sombras espectrales que proyectan los objetos, nos conducen a un estado intemporal y mágico, a un mundo extraño, sereno y silencioso, que sabemos que solo puede existir en nuestra visión interior. Es lo que en su escrito Sobre el arte metafísico de Chirico llamó la soledad de los signos: «una soledad eminentemente metafísica de la cual queda de modo automático excluida toda posibilidad lógica de educación visual o psicológica» (De Chirico, en Chipp, 2021, 480). Son signos que no guardan ninguna relación entre ellos y que escapan a todo discurso objetivo y racional. Esta soledad de los signos para Giorgio de Chirico solamente podía darse en la pintura metafísica italiana; y desvela, como él mismo dice: la profundidad habitada; esto es, la emergencia de nuevos signos desde la profundidad del lienzo a través de su contemplación.


© María Artigas, 2024.


 

Notas:

[1] Tras fundar la Scuola Metafisica en 1919 junto a Carlo Carrá y otros, los textos del movimiento fueron publicados en la revista Valori Plastici por Mario Broglio en Roma, ciudad a la que de Chirico se mudó después de la Gran Guerra.


[2] En las Meditaciones de un pintor (1912) de Chirico cuenta que el «principio de revelación» lo tomó de la filosofía de Schopenhauer: «“Para tener ideas originales, extraordinarias y quizá incluso inmortales, hay que aislarse del mundo por unos momentos de modo tan total que las cosas más habituales aparezcan como nuevas y desconocidas, revelando de este modo su verdadera esencia”. Si en vez del nacimiento de ideas originales, extraordinarias, inmortales, imaginamos el nacimiento de una obra de arte (pintura o escultura) en la mente del artista, tendremos el principio de la revelación en la pintura» (De Chirico, en Chipp, 2021, 426).

 

Bibliografía

CHIPP, H. B. (2021). Teorías del arte contemporáneo: fuentes artísticas y opiniones críticas. Madrid: Akal.

GONZÁLEZ GARCÍA, A., CALVO SERRALLER, F. y MARCHÁN FIZ, S. (1979). Escritos de arte de vanguardia 1900/1995. Madrid: Itsmo.

DE MICHELI, M. (1979). Las vanguardias artísticas del siglo XX. Madrid: Alianza Forma.

FONDAZIONE GIORGIO E ISA DE CHIRICO. [Página web]. https://fondazionedechirico.org

STRINATI, C. (2011). Metafisica. La rivelazione del Tutto. Metafisica. Quaderni della fondazione Giorgio e Isa de Chirico, No. 9/10. La Lettere/Pictor O. pp. 18-27.https://fondazionedechirico.org/wp-content/uploads/2019/06/018-027-METAFISICA-N.-9-10-C.Strinati-Metafisica.-la-rivelazione-del-tutto.pdf

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